viernes, 25 de septiembre de 2015

Aruba | El ídolo de Aruba | José Ferrer Bermejo

Los primeros habitantes de Aruba llegaron recién poco antes del año mil de nuestra era debido a la lejanía de la isla respecto de otras del caribe. Se trata de la tribu de los Arahuacos que huían de la tribu enemiga de los Caribe, con quienes se enfrentaban frecuentemente en tierras venezolanas (Aruba se ubica en el mar caribe al norte de Venezuela).

En 1499 fue colonizada por los españoles, pero recién en 1595 aparece un dictamen oficial para nombrar un párroco en las islas de Curacao, Aruba y Bonaire. En 1636 la isla fue conquistada por los PaísesBajos (Holanda, podríamos decir), desde 1805 a 1816 el poder estuvo bajo la égida inglesa para retornar a dominio del reino de los Países Bajos y luego, entre 1828 y 1848 fueron dominadas por Dinamarca.

Finalmente, y tras tremendo vaivén y cambio de manos, que incluye un virtual control del país a manos de la Standar Oil en los años 20, Aruba consigue algo parecido a una independencia. En 1986 es declarada Estado autónomo de las Antillas Neederlandesas. Tras la disolución, en 2010, de este ente que agrupaba a las islas del caribe pertenecientes al reino de los Países Bajos, Aruba y el resto de las islas que la conformaban lograron un poco más de autonomía. Pero siguen formando parte del Reino y delegan en el mismo la mayoría de las relaciones internacionales y los acuerdos de defensa.

La capital es Oranjestad que cuenta con poco menos de 25 mil habitantes (la isla en su totalidad supera levemente los 100 mil). Los idiomas oficiales son el neederlandés y el papiamento. Es un país pequeño conformado por una única isla de 193 km2 (La ciudad de Buenos Aires posee una superficie de 202). Como dato curioso el 70% de su PBI corresponde al turismo y a fines del siglo XIX se vivió una "fiebre del oro" que llevó al país a una prosperidad sin precedentes.


Bandera de Aruba
Bandera de Aruba

Costó bastante conseguir un libro para este país, de hecho, me fue imposible. Opté entonces por cualquier libro que, si bien no fuera escrito por un autor nativo de Aruba, hablara del territorio o haga referencia a el mismo de algún modo. Así fue como fui a dar con "El ídolo de Aruba" del autor español José Ferrer Bermejo. Es la tercera edición de 1993 (el libro se publicó originalmente en 1991) de 196 páginas, de la colección "Espacio abierto" de la editorial "Grupo Anaya".


Portada El ídolo de Aruba
Portada


José Ferrer Bermejo, el autor, es todo un personaje. Nació en 1956 y estudió 3 carreras (Geografía e historia, Magisterio y Naútica) sin finalizar ninguna. Publicó varios libros a la vez que trabajo como vendedor de biblias, detergentes, repartidos de calendarios y marino mercante. Al momento de la publicación del libro se encontraba trabajando como cartero en Madrid.

(*) Nota: El nombre verdadero del autor es José Vicente Pascual, nacido en Madrid y que ha trabajado en numerosos medios gráfico y publicado una muy interesante cantidad de libros. Ha ganado premios tan importantes como el Azorín en 1989 o el Café Gijón en 1993. Me costó mucho ubicar al verdadero hombre detrás de esta historia ya que, bajo el seudónimo de Ferrer Bermejo, no pude ubicar más que rumores.

El libro es sí es una aventura realmente descabellada. El texto que figura en la contratapa resume el puntapié inicial de la historia de una manera sencilla y atrapante, quién podría resistirse a leer el libro tras curiosear estas lineas: "Mi padre dice, con su poco ortodoxo vocabulario, que como siga así me voy a acapullar del todo. Claro que la opinión de mi padre, francamente, no me preocupa, pues él, y no otro, es el culpable de mi ajetreada existencia; por causa suya pierdo horas de estudio y de lectura en absurdas peripecias que, además, a veces resultan harto peligrosas y siempre molestas. Porque mi padre es un ladrón".

El narrador es el protagonista del libro, Silvestre, que tiene a penas 14 años. Pese a su temprana edad es un joven en extremo pragmático, audaz, inteligente, maduro, mucho más que su propio padre, el ladrón; con quien el jóven vive solo.

Como el mismo silvestre explica, su padre no es un ladrón cualquiera, sino una especie de estafador de alto nivelo que siempre perpetra robos de curiosos que implican grandes estratagemas altamente complejas. Así es como aparece con la idea del robo que nos hará acompañar a los personajes a lo largo de todo el libro: Secuestrar el Ídolo de Aruba.

Todo comienza con un folleto que le entregan al padre de Silvestre unos integrantes de una secta religiosa que provenía de la isla caribeña de Aruba y estaba comenzando a difundir la palabra de su santo "Saco Parel" en España. Al leer el folleto el padre reconoce uno de los fundadores de la nueva religión, un estafador legendario, conocido solamente dentro del íntimo círculo de ladrones.

Es entonces cuando decide ingresar a la secta para robar el ídolo y, luego, pedir rescate, a sabiendas que todo, seguramente, era un gran timo y para evitar escándalos los líderes del movimiento pagarían sin hacer preguntas.

Para evitar sospechas lleva consigo a su hijo, de ese modo se internan en la secta que ocupaba una abadía perdida en el medio de kilómetros y kilómetros de campo, al borde de un risco.

El estilo de narración es descriptivo al extremo, por momentos muy subjetivo, por momentos altamente técnico. Silvestre describe todo lo que ve, incluso se adjuntan en el libro un plano de la abadía y croquis de algunos de los personajes. Es un estilo que surcará todo el libro, en primera persona, por momentos descriptivo a modo técnico, por momentos subjetivo, por momentos burlón, por momentos realmente pedante e insoportable. Dejando entrever claramente un valor casi desmedido por el pensamiento pragmático y científico por sobre todo lo demás. Se hace notar la burlarse sobremanera de los integrantes de la secta, de los pobres incautos que son engañados. Vale aclarar que se trata de una burla interna, metal.

Los días transcurren lentamente, la aventura dura solamente una semana en su totalidad, contando la vida en la abadía, haciendo pequeños descubrimientos en los alrededores al tiempo que comienzan a participar de los rituales religiosos (muy a pesar de los protagonistas) y de los quehaceres de los no iniciados.

Los acontecimientos se precipitan rápidamente los últimos días de la aventura, sospechas, competidores (el padre de Silvestre descubre entre los miembros de la secta a 3 ladrones con los que había trabajado anteriormente), la aparición de un personaje trae consigo noticias de una red de pasadizos secretos y el lugar donde Saco Parel, el ídolo repleto de piedras preciosas, descansa.

Cuando todo parece tomar un rumbo cierto de éxito (el capítulo en cuestión se llama "un as en la manga") todo se cae a pedazos. Según varias de las críticas leí dice que todo termina "..en un fracaso tan desastroso como sorprendente". No coincido con este detalle, el fracaso del robo (que no es ninguna sorpresa pues el mismo narrador lo anuncia más de una vez en la historia de manera clara y literal) no es tan inesperado. Sí me llevé una buena confusión cuando llegué a esa parte del relato, pero casi inmediatamente entendí lo que había ocurrido y porque todo terminó en una especie de aquelarre donde padre e hijo terminan luchando por sus vidas.

Dar más detalles sería arruinarles la historia a quienes quieran leer el libro que, por cierto, recomiendo pero sin demasiado entusiasmo. No es malo, claramente, pero siendo absolutamente subjetivo en mi juicio, no es un libro que volvería a leer.

Un dato interesante, la mayor parte del tiempo uno olvida por completo que quien narra la historia es un niño de 14 años. El pequeño dentro suyo vuelve a aparecer en todo su esplendor cuando hace un miniberrinche ante uno de los integrandes de la secta porque de entre sus pertenencias le fue arrebatado un patito de goma ya que, al amar a Saco Parel, no necesitas ningún elemento material.

Un país más en la lista, Aruba quedó atrás, el próximo en la lista es Australia. Ya tengo "Las sandalias del pescador" de Morris West. Hasta luego!


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